Portada 2001







Y… están en carrera

ENDI  PR
martes, 27 de noviembre de 2001


SE CUMPLIERON 70 años de la primera narración de una carrera de caballos en Puerto Rico. Eso fue en el hipódromo Las Monjas. Por supuesto yo no la oí, pero quizás Carlos Pieve ya estaba sintonizado desde su querida Puerta de Tierra.

Sin embargo, recuerdo muy bien la voz seria y sonora de Antonio Campos describiendo, quizás, aquel inolvidable duelo entre Gurabo y Cambalache que ganó el pupilo de Padilla.

Mi tío Catín había pronosticado el triunfo de ese segundo candidato, por la mañana, basándose en que la recta final de Las Casas no era tan larga como la de Quintana donde el campeón negro de don Pepe Coll y Vidal reinaba sin oposición.

Y luego escuché a Bebé Cabrera que pronunciaba el nombre de los equinos con entonación muy distinta a la de don Antonio, pero que la gente entendía y apreciaba más.

Y así, el papá de Piro preparó el escenario para el pintoresco Pito Rivera Monge que, con su "Camarero en punta", impulsó hacia arriba al hipismo boricua como en el baloncesto lo habían hecho Manuel Rivera Morales y Tinajón Feliciano. ¡Qué década esa del 1950 en Puerto Rico!

DESPUES DE Rivera Monge se anticipaba un vacío en la narración de las carreras de caballos pero de la nada apareció un jovencito que, al no poder llegar a las Grandes Ligas como lanzador, optó por hacer profesionalmente lo que hacía como adolescente fiebrú estimulado por uno de esos padres como hay pocos.

Y advino al moderno hipismo de ElComandante la voz de Norman H.Dávila: "Y ya abren las compuertasy… están en carrera" En esa pausaantes del "están…"el muchachoidentificaba a los ejemplares quedominaban el evento en los primeros200 metros. ¡Qué listo!

Norman es un fenómeno. Y lo es no solamente porque nadie en Puerto Rico ha narrado o narra una carrera de caballos como él, sino porque, siendo una figura pública, no tiene enemigos.

No es poca cosa lo que he dicho si consideramos que se trata de una persona que nunca pierde una discusión. Pantalones Santiago, que lo quiere como si lo hubiese parido, lo dice por doquier: "Con Norman no se puede discutir".

El hijo de Mr. Hopgood fue lanzador y pudo haber sido pelotero profesional como su compañero de equipo, Santos Alomar, de no haber sido porque se le pudrió el brazo derecho y por aquel jonrón con las bases llenas que le batearon, creo que en Humacao.

Enfogonado consigo mismo y con la curva que le rompieron porque, obviamente, le rompió muy poco, hizo lo que hubiera hecho un Roger Clemens y al próximo bateador le propinó tremendo bolazo. Y se formó soberano motín en el cual pelearon todos menos el que dio el bolazo. Así es la vida.

Lo que perdieron las Medias Blancas de Chicago lo ganó la hípica boricua. Por su estatura Norman pudo haber sido un buen baloncelista, pero le molestaba el despeinarse. Y para entonces no había el gel de Piculín.

No obstante, ha sido hasta apoderado de baloncesto en las ligas superiores y al presente dirige nuestro campeonato nacional de voleibol femenino.

LO CONOCI en 1967 cuando me invitó a compartir con él en un programa deportivo que hoy se llama Descarga Deportiva porque era al mediodía y comentábamos todos los deportes. Y me sorprendí de lo mucho que sabía aquel muchacho que rompía el 'maiden' en la radio puertorriqueña.

Auspiciado por lasbaterías Exide y favorecido por lopoco que del presupuesto consumíanNorman y Fufi, el programa duróhasta que literalmente se 'agotaron'las baterías."

Fue Mariano Artau el que, en 1972, recomendó a ese pelotero frustrado para narrar carreras de caballos. Y aunque había hecho algunas prácticas desde el 'grandstand' y para su grabadora, la verdad es que debutó con muy pocos 'briseos'.

 

Con locutores como Mariano y Bibí Marrero a su lado el muchacho (gracias Bibí) se hizo famoso como narrador hípico, y me enorgullecía el haber sido una vez su compañero de trabajo. Fue corto aquel primer encuentro en WIAC, pero interminable nuestra amistad.

Por eso, cuando supe que Norman H. Dávila sería honrado el 9 de diciembre dedicándole El Comandante la Copa Confraternidad del Caribe, decidí adelantarme al festín, y, en nombre de todos sus amigos, testimoniarle nuestro cariño. Gracias Norman.

CONOCIENDOLO, ESTOY seguro que disfrutará mucho más la narración de esa carrera que el que se le haya dedicado.

Y, claro, le brindo el mismo consejo que a todos mis amigos cuando son objeto de un homenaje: hazte un examen médico completo al día siguiente.